Ronaldo Carmona, de la Comisión de Relaciones Internacionales del Partido Comunista del Brasil. (Foto: Luis Alfonso Mena S.) |
“El socialismo no se alcanza
del día a la noche”
“La construcción del socialismo es un camino largo y
pasa sin duda por la afirmación del Proyecto Nacional de Desarrollo en el caso
brasileño”, dice Carmona, dirigente del PCdoB, que hace parte del gobierno de
Dilma Rousseff. “Vemos con mucha preocupación el conflicto por razones nacionales
e internacionalistas de solidaridad con el pueblo colombiano. La salida es la
solución de problemas estructurales de Colombia”, opina en referencia a nuestro
país.
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Por Luis Alfonso Mena S. (*)
Como en otros
países del mundo, producto de las escisiones ocurridas en la década de los años
50 y 60 en el movimiento comunista internacional, en el Brasil hay dos partidos
comunistas.
Uno de ellos es
el Partido Comunista del Brasil, PCdoB, que, a diferencia de lo que ocurre con
su similar, el Partido Comunista Brasileño, PCB, hace parte del gobierno de
Dilma Rousseff y estuvo también en los dos cuatrienios de Luiz Inacio Lula da
Silva.
PARÉNTESIS
dialogó con Ronaldo Carmona, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores
del PCdoB, quien destacó que “el Ministro de Deportes del Brasil desde 2003 es
un comunista, tenemos en nuestra cuenta la conquista de los Juegos Olímpicos
del 2016 y del Campeonato Mundial de Fútbol del 2014. También manejamos la
Agencia de Petróleos”.
Para Carmona,
geógrafo y científico social de 37 años, profesor de la Universidad de Sao
Paulo, “una de las experiencias que se pueden sacar de construcción del
socialismo es que no hay un modelo único y universal, pero lo que sí hay son
principios generales que unen a todos los comunistas y socialistas del mundo”.
El dirigente de
izquierda participó en el XXI Congreso del Partido Comunista Colombiano
realizado en Bogotá, y habló con PARÉNTESIS después de intervenir en un
interesante foro sobre la situación latinoamericana, cumplido el miércoles 18
de julio.
--Para empezar, ¿cuál es la diferencia entre el
Partido Comunista del Brasil y el Partido Comunista Brasileño?
--Bueno,
contestar eso sería una respuesta muy larga, pero eso quizá tenga que ver con
su origen, con las discrepancias del movimiento comunista internacional en los
años 50 y 60, divisiones que han generado fragmentaciones en los comunistas de
todo el mundo.
Yo creo que las
motivaciones que dieron origen a esos debates ideológicos de los 50 y 60 ya
están superadas, vivimos en otro proceso histórico, pero en el caso específico
del Brasil siguen profundas diferencias tácticas y estratégicas. Yo hablo por
mi partido, no voy aquí a criticar al otro partido, sino a hablar del mío. Mi
partido es parte del proceso de cambios del Brasil, o sea del frente que desde
2003 gobierna Brasil con el presidente Lula y ahora con la presidenta Dilma y
en este contexto somos parte de este frente que ha logrado importantes
transformaciones en Brasil, mientras que el otro partido por el que me preguntas
es un partido que está en la oposición a este proceso.
--¿Y el pueblo brasileño entiende bien eso, teniendo
en cuenta que sus nombres son tan parecidos?
--El Partido
Comunista del Brasil ha participado en las elecciones y ha logrado importantes
presencias desde el punto de vista institucional. Nosotros tenemos presencia
parlamentaria: más de una decena de diputados, una bancada de senadores,
alcaldías y estamos presentes en la vida institucional del país, así como
tenemos responsabilidades de gobierno. Entonces nuestro partido aparece ante
las masas como el Partido Comunista porque es el que interviene en la lucha
política real, efectiva del país.
--¿Cuál es la presencia de su partido en alcaldías y
gobernaciones estaduales?
--Por ejemplo,
en tres o cuatro meses habrá elecciones municipales en Brasil. Hoy te cuento
que mi partido tiene candidatos en cerca de 300 municipios y en el caso de
capitales estamos en el liderazgo de las encuestas en importantes ciudades del
Brasil como Porto Alegre, Manaos, que está aquí cerca de Colombia, con
candidatos comunistas, entonces el partido es partícipe activo de la vida
política y social del país.
--¿Y se puede cuantificar la militancia del Partido
Comunista del Brasil en una sociedad tan grande, tan poblada?
--En Brasil se
mide en la justicia electoral el número de inscritos en los partidos. Mi
partido tiene 340.000 inscritos. Efectivamente organizados en células, en la
base, estimamos que son más o menos la mitad.
--¿Cómo observan ustedes el panorama de los procesos
de cambios progresistas en América Latina?
--Los vemos con
mucho aliento, con mucha esperanza. Por supuesto son procesos distintos como no
deberían dejar de ser porque atienden a distintas formaciones sociales, a
distintas formaciones históricas, niveles de acumulación de fuerzas. Entonces,
por supuesto que son modelos distintos, procesos distintos, aun más porque una
de las experiencias que se pueden sacar de construcción del socialismo es que
no hay un modelo único y universal, pero lo que sí hay son principios generales
que unen a todos los comunistas y socialistas del mundo. Lenin ya dijo
largamente eso, por ejemplo, en su libro La
enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo: que los principios se
aplican dialécticamente a las distintas realidades nacionales. Entonces retomo
eso para decir que en América Latina tampoco podríamos tener una clasificación
de “este es bueno o este es malo”, porque eso es lo que hace incluso la
derecha, intentado dividirnos. Entonces vemos con mucho aliento eso. La semana
antepasada hubo el Foro de Sao Paulo allá en Caracas, un gran encuentro de la
izquierda mundial donde el conjunto de la izquierda latinoamericana ha valorado
muy positivamente estos procesos progresistas y el desafío es sostener y
proseguir en este ciclo político de la región.
--Muchos partidos de izquierda tienen el socialismo
como una fase previa del comunismo. ¿En qué etapa dentro de esa teoría del
marxismo se encontraría el proceso de cambios en el Brasil?
--Las fases
políticas de la acumulación de fuerzas en Brasil están por hacer que en este
tercer periodo de gobierno las fuerzas que ascendieron al Gobierno Nacional en
2003 logren no solo mantener las conquistas que se han dado en el último
periodo, sino ampliar, profundizar y radicalizar esas conquistas. El camino es
ciertamente largo, tiene que ver con una acumulación de fuerzas que lleven a
hacer efectivo un proyecto nacional de desarrollo que mientras se pueda
profundizar en el sentido de la realización de reformas estructurales y democráticas
logre abrir caminos para nuevas conquistas para nuestro pueblo, que permita
mirar una perspectiva de transformación social más profunda.
--Pero siendo tan fuertes la burguesía y ciertos
monopolios en la industria brasileña, a pesar de los cambios que ha habido en
beneficio de la población ¿no está muy lejos el socialismo en Brasil?
--Por supuesto
que el camino al socialismo es una segunda gran experiencia de los procesos de
consolidación, la construcción del socialismo es un periodo largo, es un periodo
de transición largo, no se alcanza el socialismo del día a la noche. Por ejemplo, el caso de Venezuela: desde 1998 está al
frente del proceso el compañero Chávez, que tiene por supuesto una orientación
más nítidamente socialista, pero así mismo no ha logrado aún transformaciones
en las bases productivas del país, sigue dependiente de las explotaciones del
petróleo. Entonces si eso ocurre en Venezuela, que es un proceso más
radicalizado, imagínate en otros procesos donde la situación es menos radicalizada
por sus características. Por eso, la construcción del socialismo es un camino
largo y pasa sin duda por la afirmación del Proyecto Nacional de Desarrollo en
el caso brasileño.
--Usted planteaba en la intervención del miércoles 18
de julio lo importante que fue la respuesta de Mercosur al golpe legislativo
contra el presidente Fernando Lugo, respuesta que incluso posibilitó el ingreso
de Venezuela a este organismo, a despecho de la oligarquía paraguaya…
--La derecha, no
solo la paraguaya sino la derecha latinoamericana y el imperialismo
norteamericano, no esperaban que luego del golpe que depuso al presidente Lugo
los gobiernos del Mercosur (Brasil, Argentina y Uruguay) tomarían la decisión
de ingresar a Venezuela en el Mercosur generando así su fortalecimiento. Sin
duda, Venezuela es un país de gran importancia, Estados Unidos siempre lo tuvo
como su provincia petrolera y saqueó sus riquezas por largos años. El ingreso
de Venezuela logra hacer que se articule en un esquema de alianzas basado en un
Mercosur mucho más fuerte y que se consolide una alianza duradera, en el
sentido de ser un eje vertebrador de la integración latinoamericana y caribeña.
El tiro les salió por la culata…
--¿Cómo analizan ustedes lo que ocurre en Colombia,
donde hay, al mismo tiempo, una izquierda legal y unas fuerzas insurgentes de
izquierda que libran una lucha de muchos años?
--Lo vemos con
mucha preocupación, aún más porque es un país vecino, hay un constante riesgo
del trasborde del conflicto hacia el territorio brasileño. Entonces lo vemos
con mucha preocupación por razones nacionales y por razones internacionalistas
de solidaridad con el pueblo colombiano. Nosotros
estamos, y yo creo que no hablo solo por mi partido sino por toda la izquierda
latinoamericana, muy cohesionados en torno a las banderas que el Partido
Comunista Colombiano levanta con fuerza, en torno de la idea de la solución
política del conflicto y, sobre todo, que la solución del conflicto está
vinculada a la solución de problemas estructurales de fondo en Colombia, o sea
del problema democrático, del problema social. Yo te diría que el apoyo
internacional y latinoamericano a estas banderas que unen a la izquierda
colombiana es de hecho lo que creemos que es la salida para la situación actual
de Colombia.
--Hay un debate sobre el fenómeno de las Brics
(Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica): se plantea si es que al
unilateralismo surgido luego del derrumbe de la Unión Soviética le siguen unas
nuevas hegemonías o, por el contrario, lo que se impone es una multipolaridad
en las relaciones internacionales, incluidas las económicas. ¿Cuál es su
opinión?
--De hecho, la
característica principal de la situación internacional es, por un lado, el
declive relativo de los países centrales y, por otro, la ascensión de nuevos
países que empiezan a jugar un nuevo papel en el escenario internacional.
Nosotros valoramos muy positivamente este fenómeno de la situación
internacional en el sentido de que debilita al imperialismo y permite un
escenario de oportunidad para que, por ejemplo, en el caso de América Latina
podamos cohesionar aún más nuestra región para enfrentar un nuevo escenario
internacional de creciente tendencia hacia la multipolaridad.
--En Venezuela hay elecciones el 7 de octubre. ¿Cuál
es su trascendencia para el continente?
--En el reciente
Foro de Sao Paulo se ha establecido en atención a eso toda una plataforma de
solidaridad continental con la Revolución Bolivariana, porque de hecho yo te
diría que fracturar el gobierno de Chávez sigue siendo uno de los objetivos
centrales de la política norteamericana para América Latina, porque eso sin
duda generaría un revés cualitativo enorme para la región. Entonces, la
solidaridad está armada, esa es una batalla central para el sostén del ciclo
avanzado que sigue en América Latina y para lograr nuevas posiciones en la
lucha política y social de nuestra región.
--Y es la reivindicación del internacionalismo…
--El
internacionalismo es un principio que no muere, mientras exista el capitalismo
globalizado el internacionalismo es un fenómeno de interés de los pueblos,
porque la solidaridad entre los pueblos no es solo una demostración de
actividad, sino que también es un hecho decisivo para muchos pueblos.
(*) Director del periódico PARÉNTESIS, de Cali,
Colombia.
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