jueves, 26 de julio de 2012

Entrevista. Ronaldo Carmona, del Partido Comunista del Brasil



Ronaldo Carmona, de la Comisión de Relaciones Internacionales del Partido Comunista del Brasil. (Foto: Luis Alfonso Mena S.)
“El socialismo no se alcanza
 del día a la noche”

“La construcción del socialismo es un camino largo y pasa sin duda por la afirmación del Proyecto Nacional de Desarrollo en el caso brasileño”, dice Carmona, dirigente del PCdoB, que hace parte del gobierno de Dilma Rousseff. “Vemos con mucha preocupación el conflicto por razones nacionales e internacionalistas de solidaridad con el pueblo colombiano. La salida es la solución de problemas estructurales de Colombia”, opina en referencia a nuestro país.

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Por Luis Alfonso Mena S. (*)
Como en otros países del mundo, producto de las escisiones ocurridas en la década de los años 50 y 60 en el movimiento comunista internacional, en el Brasil hay dos partidos comunistas.

Uno de ellos es el Partido Comunista del Brasil, PCdoB, que, a diferencia de lo que ocurre con su similar, el Partido Comunista Brasileño, PCB, hace parte del gobierno de Dilma Rousseff y estuvo también en los dos cuatrienios de Luiz Inacio Lula da Silva.


PARÉNTESIS dialogó con Ronaldo Carmona, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del PCdoB, quien destacó que “el Ministro de Deportes del Brasil desde 2003 es un comunista, tenemos en nuestra cuenta la conquista de los Juegos Olímpicos del 2016 y del Campeonato Mundial de Fútbol del 2014. También manejamos la Agencia de Petróleos”.
Para Carmona, geógrafo y científico social de 37 años, profesor de la Universidad de Sao Paulo, “una de las experiencias que se pueden sacar de construcción del socialismo es que no hay un modelo único y universal, pero lo que sí hay son principios generales que unen a todos los comunistas y socialistas del mundo”.

El dirigente de izquierda participó en el XXI Congreso del Partido Comunista Colombiano realizado en Bogotá, y habló con PARÉNTESIS después de intervenir en un interesante foro sobre la situación latinoamericana, cumplido el miércoles 18 de julio.

--Para empezar, ¿cuál es la diferencia entre el Partido Comunista del Brasil y el Partido Comunista Brasileño?
--Bueno, contestar eso sería una respuesta muy larga, pero eso quizá tenga que ver con su origen, con las discrepancias del movimiento comunista internacional en los años 50 y 60, divisiones que han generado fragmentaciones en los comunistas de todo el mundo.
Yo creo que las motivaciones que dieron origen a esos debates ideológicos de los 50 y 60 ya están superadas, vivimos en otro proceso histórico, pero en el caso específico del Brasil siguen profundas diferencias tácticas y estratégicas. Yo hablo por mi partido, no voy aquí a criticar al otro partido, sino a hablar del mío. Mi partido es parte del proceso de cambios del Brasil, o sea del frente que desde 2003 gobierna Brasil con el presidente Lula y ahora con la presidenta Dilma y en este contexto somos parte de este frente que ha logrado importantes transformaciones en Brasil, mientras que el otro partido por el que me preguntas es un partido que está en la oposición a este proceso.

--¿Y el pueblo brasileño entiende bien eso, teniendo en cuenta que sus nombres son tan parecidos?
--El Partido Comunista del Brasil ha participado en las elecciones y ha logrado importantes presencias desde el punto de vista institucional. Nosotros tenemos presencia parlamentaria: más de una decena de diputados, una bancada de senadores, alcaldías y estamos presentes en la vida institucional del país, así como tenemos responsabilidades de gobierno. Entonces nuestro partido aparece ante las masas como el Partido Comunista porque es el que interviene en la lucha política real, efectiva del país.

--¿Cuál es la presencia de su partido en alcaldías y gobernaciones estaduales?
--Por ejemplo, en tres o cuatro meses habrá elecciones municipales en Brasil. Hoy te cuento que mi partido tiene candidatos en cerca de 300 municipios y en el caso de capitales estamos en el liderazgo de las encuestas en importantes ciudades del Brasil como Porto Alegre, Manaos, que está aquí cerca de Colombia, con candidatos comunistas, entonces el partido es partícipe activo de la vida política y social del país.

--¿Y se puede cuantificar la militancia del Partido Comunista del Brasil en una sociedad tan grande, tan poblada?
--En Brasil se mide en la justicia electoral el número de inscritos en los partidos. Mi partido tiene 340.000 inscritos. Efectivamente organizados en células, en la base, estimamos que son más o menos la mitad.

--¿Cómo observan ustedes el panorama de los procesos de cambios progresistas en América Latina?
--Los vemos con mucho aliento, con mucha esperanza. Por supuesto son procesos distintos como no deberían dejar de ser porque atienden a distintas formaciones sociales, a distintas formaciones históricas, niveles de acumulación de fuerzas. Entonces, por supuesto que son modelos distintos, procesos distintos, aun más porque una de las experiencias que se pueden sacar de construcción del socialismo es que no hay un modelo único y universal, pero lo que sí hay son principios generales que unen a todos los comunistas y socialistas del mundo. Lenin ya dijo largamente eso, por ejemplo, en su libro La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo: que los principios se aplican dialécticamente a las distintas realidades nacionales. Entonces retomo eso para decir que en América Latina tampoco podríamos tener una clasificación de “este es bueno o este es malo”, porque eso es lo que hace incluso la derecha, intentado dividirnos. Entonces vemos con mucho aliento eso. La semana antepasada hubo el Foro de Sao Paulo allá en Caracas, un gran encuentro de la izquierda mundial donde el conjunto de la izquierda latinoamericana ha valorado muy positivamente estos procesos progresistas y el desafío es sostener y proseguir en este ciclo político de la región.

--Muchos partidos de izquierda tienen el socialismo como una fase previa del comunismo. ¿En qué etapa dentro de esa teoría del marxismo se encontraría el proceso de cambios en el Brasil?
--Las fases políticas de la acumulación de fuerzas en Brasil están por hacer que en este tercer periodo de gobierno las fuerzas que ascendieron al Gobierno Nacional en 2003 logren no solo mantener las conquistas que se han dado en el último periodo, sino ampliar, profundizar y radicalizar esas conquistas. El camino es ciertamente largo, tiene que ver con una acumulación de fuerzas que lleven a hacer efectivo un proyecto nacional de desarrollo que mientras se pueda profundizar en el sentido de la realización de reformas estructurales y democráticas logre abrir caminos para nuevas conquistas para nuestro pueblo, que permita mirar una perspectiva de transformación social más profunda.

--Pero siendo tan fuertes la burguesía y ciertos monopolios en la industria brasileña, a pesar de los cambios que ha habido en beneficio de la población ¿no está muy lejos el socialismo en Brasil?
--Por supuesto que el camino al socialismo es una segunda gran experiencia de los procesos de consolidación, la construcción del socialismo es un periodo largo, es un periodo de transición largo, no se alcanza el socialismo del día a la noche. Por ejemplo, el caso de Venezuela: desde 1998 está al frente del proceso el compañero Chávez, que tiene por supuesto una orientación más nítidamente socialista, pero así mismo no ha logrado aún transformaciones en las bases productivas del país, sigue dependiente de las explotaciones del petróleo. Entonces si eso ocurre en Venezuela, que es un proceso más radicalizado, imagínate en otros procesos donde la situación es menos radicalizada por sus características. Por eso, la construcción del socialismo es un camino largo y pasa sin duda por la afirmación del Proyecto Nacional de Desarrollo en el caso brasileño.

--Usted planteaba en la intervención del miércoles 18 de julio lo importante que fue la respuesta de Mercosur al golpe legislativo contra el presidente Fernando Lugo, respuesta que incluso posibilitó el ingreso de Venezuela a este organismo, a despecho de la oligarquía paraguaya…
--La derecha, no solo la paraguaya sino la derecha latinoamericana y el imperialismo norteamericano, no esperaban que luego del golpe que depuso al presidente Lugo los gobiernos del Mercosur (Brasil, Argentina y Uruguay) tomarían la decisión de ingresar a Venezuela en el Mercosur generando así su fortalecimiento. Sin duda, Venezuela es un país de gran importancia, Estados Unidos siempre lo tuvo como su provincia petrolera y saqueó sus riquezas por largos años. El ingreso de Venezuela logra hacer que se articule en un esquema de alianzas basado en un Mercosur mucho más fuerte y que se consolide una alianza duradera, en el sentido de ser un eje vertebrador de la integración latinoamericana y caribeña. El tiro les salió por la culata…

--¿Cómo analizan ustedes lo que ocurre en Colombia, donde hay, al mismo tiempo, una izquierda legal y unas fuerzas insurgentes de izquierda que libran una lucha de muchos años?
--Lo vemos con mucha preocupación, aún más porque es un país vecino, hay un constante riesgo del trasborde del conflicto hacia el territorio brasileño. Entonces lo vemos con mucha preocupación por razones nacionales y por razones internacionalistas de solidaridad con el pueblo colombiano. Nosotros estamos, y yo creo que no hablo solo por mi partido sino por toda la izquierda latinoamericana, muy cohesionados en torno a las banderas que el Partido Comunista Colombiano levanta con fuerza, en torno de la idea de la solución política del conflicto y, sobre todo, que la solución del conflicto está vinculada a la solución de problemas estructurales de fondo en Colombia, o sea del problema democrático, del problema social. Yo te diría que el apoyo internacional y latinoamericano a estas banderas que unen a la izquierda colombiana es de hecho lo que creemos que es la salida para la situación actual de Colombia.

--Hay un debate sobre el fenómeno de las Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica): se plantea si es que al unilateralismo surgido luego del derrumbe de la Unión Soviética le siguen unas nuevas hegemonías o, por el contrario, lo que se impone es una multipolaridad en las relaciones internacionales, incluidas las económicas. ¿Cuál es su opinión?
--De hecho, la característica principal de la situación internacional es, por un lado, el declive relativo de los países centrales y, por otro, la ascensión de nuevos países que empiezan a jugar un nuevo papel en el escenario internacional. Nosotros valoramos muy positivamente este fenómeno de la situación internacional en el sentido de que debilita al imperialismo y permite un escenario de oportunidad para que, por ejemplo, en el caso de América Latina podamos cohesionar aún más nuestra región para enfrentar un nuevo escenario internacional de creciente tendencia hacia la multipolaridad.

--En Venezuela hay elecciones el 7 de octubre. ¿Cuál es su trascendencia para el continente?
--En el reciente Foro de Sao Paulo se ha establecido en atención a eso toda una plataforma de solidaridad continental con la Revolución Bolivariana, porque de hecho yo te diría que fracturar el gobierno de Chávez sigue siendo uno de los objetivos centrales de la política norteamericana para América Latina, porque eso sin duda generaría un revés cualitativo enorme para la región. Entonces, la solidaridad está armada, esa es una batalla central para el sostén del ciclo avanzado que sigue en América Latina y para lograr nuevas posiciones en la lucha política y social de nuestra región.

--Y es la reivindicación del internacionalismo…
--El internacionalismo es un principio que no muere, mientras exista el capitalismo globalizado el internacionalismo es un fenómeno de interés de los pueblos, porque la solidaridad entre los pueblos no es solo una demostración de actividad, sino que también es un hecho decisivo para muchos pueblos.

(*) Director del periódico PARÉNTESIS, de Cali, Colombia.

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